MARÍA TERESA DE LANDA, LA VIUDA NEGRA
México es principalmente conocido por su cultura, tradiciones, gastronomía, música folclórica, lugares hermosos para visitar y, sobretodo, su gente. Y es que en nuestro país existen mujeres hermosas, tal es el caso de Salma Hayek, María Félix, Dolores del Río y nuestras Miss México: Lupita Jones, Ximena Navarrete y Andrea Meza. Pero antes de que ellas obtuvieran la corona, hubo alguien más, cuya vida estuvo marcada por un tragedia muy grande. ¿Su nombre? María Teresa de Landa, conocida como La Viuda Negra, y está es su historia.
PRIMEROS AÑOS Y CERTAMEN
María Teresa de Landa nació el 15 de octubre de 1910 en Tlalpan, México, dentro del seno de una familia acomodada. Desde muy joven llamó la atención de las personas por su belleza; una mujer de ojos hermosos, cabello negro y largas piernas. Era considerada una mujer inteligente, con una pasión muy grade por la lectura y la educación e independiente. Estudió por algún tiempo en la escuela Normal, ya que quería ser maestra y, tiempo después, comenzó sus estudios universitarios en Odontología. María, pese a su juventud y belleza, no había mantenido relaciones amorosas, ya que las considera algo ridículas y eran una pérdida de tiempo.
Corría el año de 1928 y María, de 18 años, conoció en el velorio de su abuela a un hombre mayor y militar llamado Moisés Vidal, de 34 años, quién puso sus ojos en la joven mujer y comenzó a cortejarla. Poco después comenzaron un noviazgo, donde el amor y cariño que Moisés mostraba a María era de todos los días, sin embargo, había algo que a la joven le molestaba bastante y eran los celos que el militar ejercía sobre ella. La pareja se vio enfrentada a otra situación: la desaprobación de los padres de María. Ellos no querían que su hija estuviera al lado de un hombre más grande que ella y que perteneciera a una clase inferior. Sin contar que Moisés mantenía un secreto muy grande: estaba casado y tenía dos hijas.
En abril de ese mismo año el periódico El Excélsior, convocaron a miles de mujeres mexicanas, jóvenes y solteras, de entre 18 a 25 años de edad, a participar en el certamen Miss México. La ganadora iría a competir internacionalmente a Galveston, Estados Unidos. Los compañeros de María, al enterarse de la noticia, decidieron ir con la joven y platicarle sobre el certamen, convencidos de que ella era su única rival. Pero María no aceptó. Tras el rechazo de su compañera, fueron estos mismos quienes enviaron una fotografía de ella al concurso. Cuando la joven se enteró, lejos de molestarse lo tomó como un halago y, finalmente accedió a participar en el certamen, sin importar los celos del militar.
El Excélsior comenzó haciéndoles entrevistas a cada una de las concursantes y María comenzó ganándose la simpatía del pueblo, gracias a su personalidad e inteligencia: era una mujer culta, segura de sí misma, inteligente y además sabía de literatura. Lo que el certamen buscaba era que las jóvenes fueran "de buena reputación" y María, lo tenía todo. Una parte importante del concurso era la presentación de trajes de baño, que para la época no era tan bien visto entre la sociedad mexicana, pero finalmente la intención del concurso era buscar a una mujer bella que representara al país en el extranjero y la mejor manera de hacerlo era mediante esta presentación. María, quien se mostró muy desenvuelta y segura, logró ganarse aún más el cariño del público.
Finalmente el 28 de mayo de 1928, se anunció a María Teresa como la ganadora. Recibió regalos de diferentes marcas comerciales, fue portada de revistas y diarios, e incluso fue apodada "la novia de México". Pero sin duda el mejor premio fue el representar a nuestro país en el concurso Miss Universo. María junto a su madre, viajaron a Galveston, una ciudad situada en el Golfo de Texas. Tras algunas semanas, donde a María se le trató como una reina y llena de miles de fanáticos, no logró ganar el concurso, quedándose en noveno lugar. Pero no todo parecía estar perdido y es que gracias a su belleza, a María le llovieron miles de ofertas de convertirse en actriz y modelo, las cuales rechazó para poder regresarse a México y casarse con el que creía el amor de su vida, Moisés Vidal.
MATRIMONIO
Aún con la oposición de sus padres, María contrajo matrimonio, de manera clandestina, con Moisés. Mintió diciendo que tenía 21 años y no le dijo la verdad a su familia hasta que ellos se enteraron por parte de terceras personas. Su padre, de nombre Rafael, terminó aceptando con disgusto la unión, con la única condición de que se casaran por la iglesia. Posterior a esto, la nueva familia se mudó con los padres de María.
Por otro lado la esposa de Moisés, quien curiosamente también se llamada María Teresa, se enteró de la unión de su esposo con una joven mujer mediante la prensa. Enojada, le contó toda la situación a su familia y le envió cartas a Moisés exigiéndole una explicación. El militar le respondió de vuelta prometiéndole enviar dinero para ella y sus hijas, sin embargo, el dinero jamás llegó, así que consiguió un abogado y demandó a su esposo por bigamia, que por aquellos años era considerado un delito. La demanda fue publicada más tarde por la prensa mexicana, esta noticia marcaría para siempre la vida de María.
Según las fuentes, fue un domingo 29 de abril de 1929, que María se enteró por medio del periódico, que su esposo ya se encontraba casado con otra mujer y que además era padre de dos niñas. "Un general acusado del delito de bigamia" , fue lo que María leyó marcado con letras grandes sobre el papel. Totalmente enojada, llena de ira y rabia, la joven mujer fue directamente con su esposo para reclamarle sobre la situación; "¿Por qué me has hecho esto? ¿por qué me has perdido?" fueron las palabras que dijo María, antes de tomar una pistola Wesson calibre 44 que se encontraba sobre la mesita de la sala y amenazó al militar con suicidarse.
Moisés trató de tranquilizarla y explicarle la situación, pero ya era demasiado tarde. María, en su rabia, disparó contra el general causándole la muerte de manera inmediata. Según los peritos, fueron 6 disparos que María le dio en el cuerpo de su marido. Tras escuchar los disparos, la empleada de la casa se dirigió a la sala y se encontró a María, llorando y abrazando el cuerpo de su esposo mientras gritaba su nombre y la sangre escurría de entre sus dedos.
La familia De Landa llegó poco después y llamaron a la policía, que no tardó mucho en llegar, encontrándose con la escena del crimen intacta: el cuerpo de Moisés inclinado en el costado de un sillón, los charcos de sangre, y a María, con una mirada de tristeza y fuera de sí, sentada en una silla al rincón de la sala. Los oficiales se llevaron a María a la comisaría y, posteriormente, fue trasladada a la cárcel de Belén.
JUICIO Y TRAGEDIA
María Teresa se declaró culpable y fue internada en la cárcel de Belén, donde recibía visitas de sus familiares, amigos y de su abogado. Permaneció presa hasta mediados de noviembre, que fue cuando su juicio comenzó. Este fue el último juicio que contó con un jurado popular. Durante su juicio, su abogado se enfocó en mostrar a María como la verdadera víctima de la situación; había sido una joven engañada por un hombre mayor y que, además, traicionó a su otra esposa e hijas.
Sin embargo, los Fiscales no tenían la misma visión sobre María y es que el haber desfilado en traje de baño y descubrir fotografías que su esposo le había tomado donde se veía con un escote profundo o los muslos descubiertos, no eran aptos para una mujer decente. Como última hipótesis, se pensó que en realidad quien mató a Moisés fue otra persona, ya que se puso en duda que la joven supiera como manejar un arma.
Finalmente, el 1 de diciembre, María fue absuelta de todo crimen, tratando el homicidio como un crimen pasional cometido por una joven enamorada y llena de enojo, al descubrir que el amor de su vida la había engañado. Hay quienes piensan que la decisión del jurado para declarar a María inocente fue, principalmente, su belleza y elegancia. En su juicio, María visitó totalmente de negro y con medias de sea. Sin contar con la relevancia que ya poseía entre la sociedad.
UN CRIMEN SENSACIONAL
Una reina de belleza, que se volvió noticia nacional tras haber matado a su esposo y que es declarada inocente, suena de ficción ¿verdad? Pero es increíble saber que esto pasó en nuestro país y que muchos no conocemos la historia de María Teresa de Landa.
El juicio y la historia en general de María hicieron eco en los medios de comunicación que en aquellos años existía en México. El Excélsior, periódico que la había catapultado a la fama, comenzó a seguir el caso de cerca y mostrar a María como una mujer inocente y vulnerable que, al igual que muchas mujeres mexicanas, habían sido engañadas cruelmente por sus esposos y que eran víctimas de la violencia que estos sometían contra ellas. Otros periódicos como El Universal, decidió no mantener una imagen idealizada de María; sus cobertura se enfocaba principalmente en el cambio de personalidad que la joven había tenido pues, paso de ser una persona alegre y espontánea, a ser una persona fría, triste y desdichada.
Incluso hubo periódicos que decidieron crear una cobertura especial sobre el suceso, tal es el caso de El Nacional Revolucionario, cuyo contenido se enfocaba principalmente en la política. Pero tras el éxito que el juicio de María estaba teniendo, decidió incluir el juicio y poner en duda la buena imagen de la joven criminal.
María Teresa de Landa fue una mujer inteligente, culta, hermosa, independiente y con mucha presencia. Se consagró por haber sido la primer Miss México y por haber sido declara inocente de un crimen que ella misma cometió y admitió haberlo hecho. No sabemos hasta la fecha cuáles fueron los motivos por los cuales el jurado decidió absolverla del crimen. Puede ser que para la época de 1920, México que pasaba un período de revolución y guerra, buscara en el crimen una oportunidad de calmar el caos en la sociedad. Otros apuntan que tal vez se trató de haber sido enfrentados por la modernidad y buscara un equilibrio entre hombres y mujeres, defendiendo a mujeres de sus propios crímenes y tratar de eliminar el estigma de mujeres sumisas y abnegadas.
Tras la tragedia, María regresó a su vida normal. Se desempeñó principalmente como maestra en la Universidad Autónoma de México y en algunas preparatorias. Obtuvo un título en Biología en el año 1935 y estudió Filosofía y Letras en la UNAM, además de haber cursado una maestría en Literatura en 1937 y, diez años más tarde, obtuvo su doctorado en Letras. Aquellos que tuvieron la oportunidad de ser sus alumnos, describen a María como una maestra excelente, que era todo un gusto escucharla, una mujer muy adelantada a sus tiempos y siempre siendo tan elegante.
María no se volvió a casar y tampoco tuvo hijos. Murió a la edad de 81 años el 4 de marzo de 1992.
Las opiniones que las personas tienen acerca de este crimen son diversas, ya que hay quienes piensan que bien pudo tratarse de alguien más quien mató a su esposo, debido a que ponen en duda si María sabía cómo utilizar un arma. Pero hay otros que no dudan ni por un momento que fue ella misma quien lo cometió, aunque esto, para mí, es demasiado obvio.
Lo que llevó a María al límite y a disparar fue su tristeza, su enojo y su decepción. Y creo que todos, cuando nos enteramos de una traición, podemos reaccionar de una manera totalmente increíble, que hasta a nosotros mismos nos llega a sorprender ver hasta donde nuestras emociones nos pueden enviar.
Con cariño, Carolina.
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