JUANA BARRAZA SAMPERIO, LA MATAVIEJITAS.

 


Su nombre es Juana Barraza Samperio, una asesina en serie mexicana que cometió un total de 46 asesinatos a mujeres ancianas y que, tras su arresto, fue condenada a 759 años en prisión. Pero tanto tú como yo, la conocemos como: la mataviejitas.

Nacida en Epazoyucan, Hidalgo, el 27 de diciembre de 1957, Juana tuvo una infancia difícil. Su madre era una mujer alcohólica y un día decidió regalar a su hija a un hombre mayor a cambio de un paquete de cervezas. Juana quedó embarazada y tuvo seis hijos, de los cuales uno murió a la edad de 24 años. Trabajaba como enfermera, adoraba a la Santa Muerte y era una gran fanática de la lucha libre.



Vestida de rojo y con el pretexto de ser una asistente social, Juana se adentraba a los hogares de mujeres ancianas y solas para ofrecerles apoyo económico por parte del gobierno. Se ganaba la confianza de las mujeres y, en cuanto, podía las asesinaba sin remordimiento alguno; la manera en que las asesinaba era mediante la asfixia, usando la cuerda de una cortina, un cordón de bata de baño o algún cable.

Cometió la mayoría de los asesinatos entre finales de los años 90 hasta principios de la década de los 2000. Durante este tiempo, la policía buscaba sin cesar al autor intelectual del crimen; en un primer momento, se pensó que el asesino podría ser un hombre, quien se vestía de mujer para ganarse la confianza de las mujeres, esto por el hecho de que vecinos habían reportado haber visto a una mujer robusta y de apariencia masculina con una blusa roja. Bajo esta teoría, se pensó que el asesino tenía una doble personalidad. También llegaron a pensar que podría tratarse de una prostituta o un travesti. O bien, de dos personas cometiendo estos atroces crímenes.

La vida criminal de Juana acabó el 25 de enero de 2006, cuando, tras haber cometido su último asesinato contra una mujer llamada Ana María de los Reyes Alfaro, de 89 años, intentó escapar de la escena del crimen, pero fue gracias a un joven de 25 años que la vio y fue detenida por la policía. Estando frente a la policía, confesó haber matado a Ana María y otras mujeres más. ¿Cuál fue su motivación para cometer estos crímenes? Su madre. A palabras de Juana, el odio y rencor que sentía hacía su madre fue lo que la incitó a cometer los asesinatos. El 31 de marzo de ese mismo año fue condenada a 759 años de prisión y está recluida en la cárcel Santa Martha Acatitla.





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